Para Juan Pascoe, Delfino Madrigal y Roberto Briceño, recibirán el próximo viernes el Premio Estatal de las Artes Eréndira 2011

• El mundo de las letras, la música y las artes escénicas de Michoacán y del país se han engrandecido con su obra .

Morelia, Mich., 24 de octubre del 2011.- En reconocimiento a su fructífera labor en el campo de las artes escénicas, de las artes tradicionales y de la composición e interpretación musical, Roberto Briceño Figueras, Juan Nicanor Pascoe y Delfino Madrigal respectivamente, recibirán de manos del gobernador de Michoacán Leonel Godoy Rangel, el Premio Estatal de las Artes Eréndira 2011, cuya ceremonia se realizará el próximo viernes 28 de octubre, a las 19:00 horas, en el Teatro Ocampo.

Como se recordará, el Premio Estatal de las Artes Eréndira nació en el año 2005, con la finalidad de reconocer a los artistas que han contribuido al engrandecimiento de Michoacán y de México, fecha a partir de la cual se ha galardonado a grandes creadores como Ana Pellicer, Homero Aridjis, Jorge Reyes (qepd), Jesús Escalera (qepd), Felipe Castañeda, Domitilo Pancracio Alonso, Domingo Lobato, José de Jesús Carreño, Francisco Bautista Ramírez, Dominique Marie Jonard Giraud, Emilio Molinero Hurtado, Gaspar Aguilera Díaz, Luis Palomares Frías, Saulo Moreno Hernández, la Coral Moreliana y Jerónimo Mateo.

En el 2008, el Gobierno del Estado firmó el Decreto de Creación del Premio Estatal de las Artes Eréndira, el cual es entregado de manos del Jefe del Ejecutivo, con lo que se logra blindar dicho reconocimiento, que resulta de suma importancia para los artistas michoacanos, con lo cual también se logra posicionar el monto económico que se otorga como el segundo más importante del país en su género, solamente superado por el Premio de Ciencias y Artes, otorgado por la Secretaría de Educación Pública.

El Premio Eréndira consiste en un incentivo económico de 6 mil 300 días de salario mínimo, lo que este año equivaldrá a la cantidad de 357 mil 206 pesos, además de una medalla de la autoría de Felipe Castañeda. Son tres los artistas reconocidos en cada edición.

Un Órgano Colegiado nombrado Consejo Técnico, conformado por ciudadanos, es el responsable de dar seguimiento a la operación de este Premio Estatal, garantizando así la transparencia y buena ejecución del recurso. Sus integrantes son Jaime Hernández Díaz como presidente; Selma Paola Sánchez Pérez, secretaria, Martín Godoy Sánchez, vocal; Gerardo Sánchez Gutiérrez, representante de Música; Rocío Luna Urdaibai, representante de Danza; Manuel Ortega Vargas, representante de Teatro; Raúl Eduardo González Hernández, representante de Artes Tradicionales; Ioulia Akmahdeeva Volochina, representante de Artes Visuales, y Hugo Leyva Sánchez, representante de medios Audiovisuales.

*Sobre los galardonados

Roberto Briceño Figueras
Habitante de Morelia desde 1976, fecha en la que llegó como invitado a impartir clase durante un semestre en la Escuela de Filosofía, el actor, director y dramaturgo Roberto Briceño es actualmente Decano de los profesores de la Facultad de Filosofía “Dr. Samuel Ramos”.

Hacia 1979-1980 Briceño comenzó a impartir sesiones de trabajo para actores y actrices de teatro. Dichas sesiones estaban orientadas a trabajar técnicas de expresión corporal aplicadas al teatro. En esas sesiones se encuentra el origen de lo que en 1984 se formalizaría como el Taller de Expresión Corporal, que Briceño Figueras coordina y dirige desde entonces hasta hoy, orientado a la formación actoral y, desde sus inicios hace 27 años hasta hoy, ha sido gratuito para los participantes y ha tenido distintas sedes: La Casa de la Cultura de Morelia, plazas y jardines de la ciudad y actualmente la Escuela Popular de Bellas Artes de la Universidad Michoacana.

Varias generaciones de actores y actrices morelianos y michoacanos han pasado por ese taller, mismo que, para algunos, ha sido un punto de arranque que los ha proyectado a integrarse en procesos formales de formación teatral en distintas escuelas del país, o bien, a integrarse en proyectos y/o compañías de proyección nacional e internacional.

El taller también es el núcleo del trabajo creativo y artístico desarrollado por Briceño Figueras con el grupo que él dirige y que desde hace alrededor de 20 años lleva por nombre Asociación Teatral Contrapeso, que ha participado en numerosas puestas en escena.

Delfino Madrigal Gil
Poseedor de grandes méritos que abarcan las diferentes facetas de un músico: compositor, intérprete, docente, divulgador, organizador, Delfino Madrigal fue pupilo de Miguel Bernal Jiménez en la Escuela Superior de Música Sagrada y, tiempo después, en el Conservatorio de las Rosas, institución educativa de la que ambos fueron directores.

Su trayectoria en el campo de la música inició en el año de 1930 cuando, a la edad de seis años ingresó al coro de la Iglesia Parroquial de Erongarícuaro, dirigido por el Padre Maximino Aguilar, quien, sabedor de que había una vacante en el Coro de Infantes de la Catedral de Morelia, hizo las gestiones necesarias para que se presentase a prueba, resultado elegido entre varios participantes para dar inicio así, en 1935, a un periplo de 76 años que lo ha llevado con su arte, por diferentes ciudades de su país y del mundo.

El cambio de voz, natural de un niño que entra a la adolescencia, provocó que Delfino Madrigal dejara de pertenecer al Coro de Infantes, regresando a su natal Erongarícuaro y siendo apenas un adolescente se hizo cargo del Coro de la Parroquia por indicaciones de Padre José Castillo.

En 1942, a la edad de 18 años, regresa a estudiar a Morelia en la Escuela Superior de Música Sagrada. En 1946, recibe la Licenciatura en Canto Gregoriano, y en 1951 el Magisterio en Composición, ambos de la Escuela Superior de Música Sagrada de Morelia.

En 1953, es invitado a trabajar en el Distrito Federal como maestro en la Escuela de Música Sacra del Distrito Federal y en el Seminario de México, así como cantor y organista de la Iglesia de San Pedrito, ubicada en la Colonia Juárez.

En forma natural continúa los estudios para obtener el Magisterio en Órgano, título que recibe de la Escuela de Música Sagrada de Guadalajara afiliada al Instituto Pontificio de Roma.

En 1987, retorna su natal y querido Erongarícuaro, donde continúa componiendo diversas obras entre las que destaca la Suite al Lago de Pátzcuaro compuesta por 32 piezas dedicadas a cada uno de los pueblos de la Ribera del Lago.

La calidad artística y humana de Delfino Madrigal le es reconocida por colegas de profesión, quienes lo invitan, a título personal, a diferentes eventos dentro de los que destacan a nivel internacional giras por Canadá en 1994 y por Francia en 1998 en compañía de sus hijos Rosa María y Eugenio.

Actualmente, casi a los 87 años de edad, el Maestro Madrigal sigue activo y su vocación magisterial también es permanente. Los espacios de la Basílica de Pátzcuaro envuelven las voces de los integrantes del Coro dirigido en pleno 2011 por el Maestro Madrigal.

Juan Pascoe

Residente de Tacámbaro, Michoacán; desde 1981 en donde también trabaja, Juan Pascoe, es un reconocido artista del libro quien imprime bajo el sello del Taller Martín Pescador.
Comenzó en el barrio de Mixcoac en la ciudad de México en 1973. Inspirado por el movimiento tipográfico inglés y americano, compró una prensa de mano en Toluca, unas cajas de letra fundida y se dispuso a aprender a imprimir.

Su intención era hacer libros de Literatura en español y en México, hechos a mano, por lo que cursó un año de aprendizaje en una imprenta de poesía en los Estados Unidos, dado que en México ya nadie sabía cómo manejar las viejas prensas de palanca, sin embargo, un año fue poco y al encontrarse frente a una prensa propia se dio cuenta que no sabía gran cosa, entonces se dedicó a aprender.

En 1976 puso el nombre Taller Martín Pescador al pie de la portada de un libro de poemas, “Eólicas” de Cristina de la Peña. Ella estudiaba Matemáticas y Filosofía en la UNAM y un día llevó una amiga de la facultad que también tenía el manifiesto de unos poemas. Se llamaba Verónica Volkow. Pascoe imprimió su primer libro “La Sibila de Cumas” en 1977: Resultó ser bisnieta de León Trotsky y a través de ella, Pascoe entró al mundo de unos jóvenes poetas que se habían conocido en la Universidad. Les imprimió a casi todos sus primeros libros: aparte de Volkow, el de Francisco Segovia, de Carmen Boullosa y de José María Espinasa.

Roberto Bolaño, cuya primera publicación, “Reinventar el amor” fue impreso por Pascoe en 1976, había llegado un poco antes, por otro lado, por la sociedad de los asilados políticos chilenos. Bolaño admiraba a Efraín Huerta sobre todos los poetas mexicanos, y un día llevó a Pascoe para conocerlo. De ahí salió “50 poemínimos” en 1978.

A través de Francisco Segovia, Pascoe conoció también a Tomás Segovia, e hicieron el libro “Cuaderno del Nómada” en 1978, y mediante los Segovia, conoció a Octavio Paz, a quien le imprimió Hijos del Aire/Airborn en 1979. La misma noche de la presentación de ese libro, Paz le presentó a Alfonso D´Aquino con quien publicó “Prosfisia” en 1981. Por medio de él también conoció a José Luis Rivas, cuyo primer libro “…fresca de risa”, se imprimió también en 1981.

Hacia fines de esa década, encaminado, al parecer, al éxito editorial, dejo todo para formar parte del conjunto musical: Arcadio Hidalgo y el grupo Mono Blanco, dedicado a difundir el estilo campesino de la música jarocha, y a promover la hechura de instrumentos y la vigencia de los bailes de tarima en las comunidades mismas.

Durante 7 años formó parte del grupo y viajó constantemente a través de los programas culturales de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Participó en la producción de los tres primeros discos LP del grupo.

No abandonó la imprenta del todo, pero cambió el enfoque de la misma: ahora imprimía tarjetas, hojas sueltas y uno que otro libro con temas relacionados con la música tradicional. Colaboró en la recopilación del volumen: “La versada de Arcadio Hidalgo”, cuya primera edición salió de su prensa en 1981, con reimpresión del Fondo de Cultura Económica en 1985, y por la Universidad Veracruzana en 2003. Imprimió la primera edición de su propio libro, “La Mona” en 2002, reimpreso por la Universidad Veracruzana en 2003, y también la colección de notas sobre don Arcadio Hidalgo: Monogramas, Taller Pescador, 2004, UV, 2005.

Hasta la fecha, suele hacer tarjetas de navidad con coplas que provienen del renacimiento de la música jarocha.

Con dinero generado por las actividades musicales, y junto con uno de los compañeros de grupo, compró el casco del viejo trapiche de Santa Rosa, en las inmediaciones de Tacámbaro en 1981. La imprenta se instaló ahí en ese mismo año, aunque las actividades musicales continuaron por otro lustro. La casa era perfecta para una imprenta: en una zona agradable que no padecía ni los calores de tierra caliente, ni la fría humedad de las poblaciones lacustres. Además, Tacámbaro albergaba cierta comunidad artística fuereña: apenas había fallecido el doctor Leo Eloeeser, pero vivía ahí su viuda, poeta y pianista; ahí estaban Gerardo y Vera Münch, compositor y poeta; ahí vivía y pintaba Roger Von Gunten.

Pascoe dejó el grupo Mono Blanco en 1987, se quedó a vivir en Santa Rosa y dedicó todo su tiempo a la hechura de libros. Su lejanía de la ciudad de México y su aislamiento (en ese entonces Tacámbaro contaba con un solo teléfono público, y a Pascoe, ya fuera del presupuesto del grupo, no alcanzaba para tener un vehículo) hizo difícil que continuara –o intentara seguir- su relación con la sociedad literaria de la capital.

Fue entonces que comenzó a hacer otra clase de libro, no tanto porque tuviera un camino pensado, sino por las circunstancias: Leyó la contestación de los sacerdotes mexicas a los 12 frailes Franciscanos de 1524, el capítulo VII de Coloquios y doctrina cristiana, y decidió hacer una tarjeta del Día de la Raza en 1987 con ese texto: el resultado, una mezcla de verso (el texto en náhuatl) con prosa artísticamente dispuesta (la traducción al castellano). Ofreció así una nueva lectura de un texto primordial mexicano.

Cuando Tacámbaro cumplió sus 400 años de fundado, imprimió una edición ilustrada y comentada del capítulo XXIV de Americana Thebaida, “Del segundo convento de ésta provincia llamado San Jerónimo Tacámbaro”, de fray Matías de Escobar. Con este libro inauguró una serie que ha continuado a través de los años, que llama Tacambariana: textos históricos o literarios que contribuyen a formar una biblioteca de textos referentes al pueblo.
En 1989 se celebraron los 450 años de imprenta en México y Pascoe imprimió una edición de los únicos documentos que nos unen a esa fecha ya que ningún ejemplar de un supuesto libro de ese año se ha encontrado: se trata de los tres documentos notariales entre Juan Cromberger en Sevilla y Juan Pablos, su representante y fundador de la imprenta. Se llama el libro “Escrituras de conveniencia”, y se imprimió en una edición de 250 ejemplares. Con dicho libro comenzó estudios sobre impresores e imprentas de la Nueva España, una nueva línea del Taller y una de sus más fecundas.

En 1991 apareció su primer gran libro tipográfico: “Cornelio Adrian César, impresor Holandés en la Nueva España, 1597-1633”, mismo que se presentó en el Archivo General de la Nación, junto con una exhibición que Pascoe armó sobre la vida y obra del mismo impresor. En 1993 fue “Impresos universitarios novohispanos del siglo XVI”, una de las tesis universitarias impresas guardadas en el Ramo Universidad del AGN. En 1996 fue, “La Obra de Enrico Martínez, presentada en Casa Lamm en la colonia Roma de México, junto con la primera exhibición grande de la obra de TMP, en el mismo centro cultural.

En 1999 también produjo una obra junto con una exhibición, ahora en Oaxaca: Pascoe investigó e imprimió el Facsímil de primer impreso oaxaqueño conocido, ayudó a organizar una exhibición en la Biblioteca Francisco de Burgoa sobre la temprana imprenta local, y en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca una exhibición de su propia obra tipográfica.

En 1996 comenzó su colaboración con Artemio Rodríguez, grabador de linóleo oriundo de Tacámbaro, con una edición bilingüe e ilustrada, de las 47 fábulas de Esopo que se tradujeron al náhuatl en el siglo XVI, pero que nunca se imprimieron, mismas que se guardan en forma manuscrita en la Biblioteca Nacional de México. Juntos han trabajado en varios libros: “La tercera resignación” de Gabriel García Márquez (1997), “Los signos del zodiaco”, de Francisco Hernández (1997), Tacámbaro, José Rubén Romero (2008), y “Honores a José María Idiáquez” (2010). Pascoe ha trabajado con otros artistas plásticos, entre ellos Carla Rippey, Vlady, Magali Lara, Francisco Toledo, Jan Hendrix, Juan Soriano, Roger Von Gunten, Dionisio Pascoe y Esteban Sentiés.

En años recientes ha efectuado la composición y diseño de algunos libros para la industria normal del libro: En el filo, Historia de una crisis diplomática, Ricardo Pascoe (Ediciones Sin Nombre, 2004); Los grabados en la obra de José María Idiáquez, impresor en el Oratorio de la Congregación de San Felipe Neri de Oaxaca / 1807-1826, escrito por él mismo y en este momento en prensa.

Dada la importancia literaria, histórica y cultural de los impresos producidos por Juan Pascoe en su Taller Martín Pescador, estos mismos son coleccionados por las bibliotecas de las universidades de renombre en los Estados Unidos: la de Arizona, la Biblioteca Bancroft en Berkeley, la de Stanford y la Universidad de Princeton.








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